Canción de lana

Con hilos de lana, nudos en el pelo,
voy tejiendo tiempos, destejiendo sueños,
otras memorias tiemblan buscando dueños,
los ojos en la lana, pies en el cielo.

Unas agujas cantan gritos de sangre,
las otras bordan canciones y alegrías
para casas de cal con paredes vacías,
almas de cemento y mentes con hambre.

La manta va creciendo, lana con lana,
el ovillo protesta, dicta desahucios,
tira cuatro paredes, la banca gana.

El río crece fuerte, agua con lodo,
en la corriente una flor se ahoga,
la manta no puede protegerlo todo.

Me quieres

Me quieres con la forma precisa, en el punto exacto donde se cruzan líneas verticales uniendo caderas, rodillas y tobillos.
Es un asunto delicado.
No provoques.
No seas grande, no seas pequeña.
Siéntete culpable comiendo pasteles de chocolate.
Elige el trabajo preciso, el escote justo y discreto enseñando sólo sombras.
El pelo es importante.
Quien controla el pelo de las mujeres domina su mundo.
Compórtate como una dama.
No folles, no comas y no bebas.
O, al menos, no por placer, sólo lo justito para vivir un poco más y preservar la especie.
No salgas de noche, a no ser que sea a cuidar de tu abuela enferma, en ese caso, tú serás la única que lo haga, de día y de noche.
Podría seguir, pero me aburro.
Me cabreo.
Tú tienes pelos, barriga oronda, sales de noche, no cuidas a tu abuela, hablas de denuncias falsas mientras nos intentas encajar un burka mental, minifalda y tacones.